
Desde hace algún tiempo, le di la oportunidad a la avena de entrar en mi cocina. Principalmente por todas las propiedades nutritivas que se escuchan por todas partes y que sé – y siento- que estoy haciendo una diferencia en la alimentación diaria de toda mi familia. Pero ¿qué pasa cuando llegamos al súper y vemos tantas opciones: avena instantánea, hojuelas, avena integral? Puede ser que, en ese mismo momento, nos demos la media vuelta y optemos por mejor comprar otra cosa. Pero créanme que aquí les diré cuál es la mejor para nuestro cuerpo y cuáles evitar. No caigan en los empaques ‘llamativos’ y como siempre veamos bien las etiquetas. Respondamos juntos: ¿cuál es la mejor? ¿Todas son igual de saludables?
Los súper poderes de la avena
Empecemos a ver a la avena con otros ojos y aunque parezca un alimento muy simple, veamos todos sus beneficios (¡que no sólo son muchos, si no grandiosos!):
- Es rica en fibra soluble, especialmente betaglucanos, que ayudan a reducir el colesterol.
- Aporta energía de larga duración, gracias a sus carbohidratos de absorción lenta.
- Tiene proteína vegetal, ideal para complementar otras fuentes.
- Contiene minerales clave como magnesio, hierro, fósforo y zinc.
- Es aliada de la salud digestiva y ayuda a mantenernos saciados por más tiempo.
Y lo mejor: es versátil, podemos prepararla en recetas dulces o saladas, calientes o frías, para cualquier momento del día. ¿Qué más podemos pedir?
¿Avena “normal” o avena integral? ¿Cuál es mejor?
Aquí viene la gran duda. En los estantes del supermercado encontramos diferentes tipos de avena: la clásica de hojuelas, la rápida (instantánea) y la integral. A simple vista parecen similares, pero hay diferencias importantes.
Avena “normal” o instantánea:
- Es más procesada para que se cocine rápido.
- Tiene una textura más suave y muchas veces está precocida.
- Algunas versiones comerciales contienen azúcares añadidos o saborizantes.
- Se digiere más rápido, lo que puede causar un pico de glucosa mayor.
Avena integral (o de grano entero):
- Mantiene todas las partes del grano: salvado, germen y endospermo.
- Tiene más fibra y nutrientes.
- Requiere más tiempo de cocción, pero ofrece una liberación de energía más sostenida.
- Ayuda más a nivelar los niveles de azúcar en sangre y aporta mayor sensación de saciedad.
¿Mi elección? Elijo avena integral siempre que puedo
Personalmente, prefiero la avena integral porque me gusta cuidar que mis recetas no sólo sean ricas, sino que nutran de verdad. Claro, a veces uso la avena rápida si tengo prisa, ¡y no pasa nada! Pero trato de evitar las versiones muy procesadas o con azúcar agregada. La clave está en leer etiquetas y elegir con conciencia.
¿Y tú? ¿Cuál usas en tu cocina?
Si nunca has probado la avena integral, ¡inténtalo! El sabor es muy similar y sólo necesita unos minutos más de cocción. Además, puedes usarla en múltiples recetas que encontrarás en Equilibrio Delicioso.
Porque sí, comer con equilibrio puede ser también delicioso. Y con avena, ¡tenemos un mundo de posibilidades en cada cucharada!